Había una vez un monstruo llamado Pani que vivía en el agua. Este monstruo quería acabar con todos los animales que vivían en el océano. Pani había empezado a destruir todo a su paso.
Entonces Jonatero, el pastelero, se enteró. Jonatero estaba enfadadísimo, quería acabar con Pani. Se dispuso a crear pasteles, algunos curativos y otros dañinos. Al ver todos los animales tan heridos les dio pasteles curativos. Jonatero el pastelero los consiguió curar.
Mientras tanto Pani seguía haciendo de las suyas, destruyendo todo lo que encontraba. Todos los animales se reunieron para frenar a Pani y así poder acabar con todo. No lo consiguieron así que Jonatero el pastelero fue en su ayuda. Jonatero había creado el pastel definitivo.
Los animales inmovilizaron para que Jonatero el pastelero acabará con Pani junto a su pastel definitivo. Jonatero se lo estampó en la cara, así acabando con él y con los demás animales. Jonatero el pastelero intentó salvarlos, más no pudo debido a su escasez de pasteles. Todos los supervivientes se reunieron para llorarles. El pastel definitivo se convirtió en una isla gigante de plásticos que acabaron con todo ser vivo que lo tocaba. Por eso nunca hay que tirar plásticos al mar.
Entonces Jonatero, el pastelero, se enteró. Jonatero estaba enfadadísimo, quería acabar con Pani. Se dispuso a crear pasteles, algunos curativos y otros dañinos. Al ver todos los animales tan heridos les dio pasteles curativos. Jonatero el pastelero los consiguió curar.
Mientras tanto Pani seguía haciendo de las suyas, destruyendo todo lo que encontraba. Todos los animales se reunieron para frenar a Pani y así poder acabar con todo. No lo consiguieron así que Jonatero el pastelero fue en su ayuda. Jonatero había creado el pastel definitivo.
Los animales inmovilizaron para que Jonatero el pastelero acabará con Pani junto a su pastel definitivo. Jonatero se lo estampó en la cara, así acabando con él y con los demás animales. Jonatero el pastelero intentó salvarlos, más no pudo debido a su escasez de pasteles. Todos los supervivientes se reunieron para llorarles. El pastel definitivo se convirtió en una isla gigante de plásticos que acabaron con todo ser vivo que lo tocaba. Por eso nunca hay que tirar plásticos al mar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario